La desaceleración de la inflación no alcanza para aliviar el bolsillo de los tucumanos. Según un estudio de la consultora Sociología y Mercado, cuatro de cada diez familias sienten que el poder adquisitivo empeoró notablemente en lo que va del año. El principal problema señalado en 2025 es claro: “el sueldo alcanza menos”. Este ítem pasó del 30,4% al 40,5% en tan solo un año, evidenciando un aumento de más de 10 puntos porcentuales.

El impacto de esta situación se traduce en un cambio de hábitos en el consumo cotidiano. El informe señala que un 62,3% de las familias tucumanas modificaron sus formas de compra de alimentos y productos básicos en los últimos seis meses. De ese grupo, más de la mitad priorizó los comercios de cercanía, casi un 30% se volcó a los mayoristas (muchos de ellos compartiendo compras) y cerca de un 20% prefirió los supermercados.

La socióloga Roxana Laks, directora de la consultora, advirtió en diálogo con La Gaceta que estos cambios responden a la presión económica. “Más de cuatro de cada diez personas (43%) utilizan mecanismos de financiamiento –ya sea total o parcial– para afrontar sus compras mensuales. El recurso a tarjetas o cuotas es un reflejo claro de la dificultad para cubrir los gastos del mes con los ingresos disponibles”, explicó.

La tendencia hacia el consumo de subsistencia también se refleja en la categoría “día a día según lo que se puede”, que implica compras ajustadas a ingresos informales o variables.

Según los datos recopilados, el nivel de endeudamiento de la población es alarmante. En junio, el saldo de operaciones con tarjetas de crédito alcanzó los $19,5 billones, con un incremento interanual del 129,8%, de acuerdo con First Capital Group. En términos reales, hubo una caída mensual del 0,9%, el segundo mes consecutivo con baja performance en el área de tarjetas, afectada –según Guillermo Barbero, socio de la firma– por la falta de programas de cuotas con o sin interés.

El informe también muestra cómo la preocupación por otros problemas como la inseguridad (que bajó de 15,4% a 10,9%) o la desocupación (de 9,5% a 5,3%) ha cedido lugar a las urgencias económicas. El costo de los servicios públicos es hoy el segundo problema más señalado por los tucumanos, con un 24,5%.

La retracción del consumo afecta a casi todos los rubros. Un 45% de los encuestados dijo haber reducido sus compras en supermercados y almacenes. El 39% reconoció gastar menos en indumentaria, y un 13% directamente afirmó no haber comprado ropa en los últimos meses. La salud también se ve afectada: el 21% indicó haber disminuido su consumo de medicamentos, servicios médicos pagos o estudios clínicos.

Mientras tanto, desde el Gobierno nacional se insiste en que la macroeconomía está en proceso de estabilización. Pero en la economía real, la de todos los días, la percepción general en Tucumán es que el derrame aún no llega, y las decisiones familiares y empresariales siguen marcadas por la prudencia, el ajuste y el endeudamiento.