Las empresas argentinas se enfrentan a un segundo semestre de 2025 atravesado por riesgos globales y locales que exigen capacidad de adaptación y visión de largo plazo. En una mesa redonda organizada por la consultora Marsh McLennan, especialistas identificaron cuatro grandes focos que concentran la atención de las organizaciones: la inestabilidad geopolítica, los ciberataques, la transformación de la fuerza laboral y los eventos climáticos extremos.

Geopolítica y clima: dos frentes imprevisibles

De acuerdo con Sebastián Tobio, líder de Advisory para Cono Sur, uno de cada cuatro directorios empresariales en el mundo percibe los conflictos armados como su principal amenaza. La guerra en Ucrania y las tensiones en Medio Oriente siguen presionando las cadenas de suministro globales, impactando en sectores clave para Argentina como la energía, la agroindustria y la logística.

A esto se suma la creciente incidencia de fenómenos meteorológicos extremos. En mayo de este año, Argentina registró las lluvias más intensas en cuatro décadas, que afectaron más de un millón de hectáreas productivas. La evidencia refuerza la necesidad de repensar modelos de resiliencia frente a disrupciones ambientales que ponen en jaque la producción.

Ciberseguridad: el riesgo que ya preocupa a los CEOs

La digitalización expone a las empresas a un escenario de mayor vulnerabilidad. En América Latina, los ciberataques crecieron un 38% en 2024, con Argentina entre los tres países más golpeados.

“Hoy el riesgo cibernético está entre las cinco principales preocupaciones de los CEOs a nivel global”, afirmó Christian Rada, líder de Finpro y Cyber para Argentina y Uruguay. Explicó que las consecuencias financieras, legales y reputacionales son críticas, y que enfrentarlas requiere involucrar no solo a las áreas técnicas, sino a la alta dirección. La recomendación: apostar a estrategias flexibles, modelos de seguridad como Zero Trust y una cultura organizacional orientada a la resiliencia digital.

La transformación de la fuerza laboral

La disrupción tecnológica y los cambios demográficos también desafían a las organizaciones. Según Ivana Thornton, presidenta de Mercer Argentina, solo el 21% de las empresas tiene la agilidad necesaria para crecer en este contexto.

La adopción de inteligencia artificial obliga a educar a los equipos, experimentar con nuevas herramientas y diseñar estrategias claras. Pero el cambio va más allá de la tecnología: el envejecimiento poblacional y la convivencia de hasta cinco generaciones en el mundo laboral exigen rediseñar modelos de bienestar, previsión y desarrollo profesional.

En esa línea, Dolores Liendo destacó que la longevidad es una megatendencia: para 2030, el 16% de la población mundial tendrá 60 años o más. “No hablamos de una población envejecida, sino longeva: activa, diversa y con nuevas necesidades”, puntualizó.

Bienestar y salud laboral: el factor humano en el centro

El encuentro también puso el foco en el bienestar de los empleados. Sebastián Otero, director de Salud y Beneficios y líder de Affinity para Argentina y Uruguay, presentó cifras del informe Health on Demand 2025 que muestran una caída en el bienestar integral: del 82% al 74% en apenas un año.

Los datos revelan que el 45% de los trabajadores se siente estresado todos los días y el 41% la mayoría de los días. En este contexto, el bienestar emocional y la salud mental se consolidan como prioridades en los beneficios corporativos.

Las empresas que logran adaptar su propuesta a las distintas necesidades de los trabajadores pueden reducir el ausentismo hasta un 30% y aumentar el compromiso en un 22%. Para Otero, se trata de un aspecto clave para evitar la rotación, el burnout y las dificultades en la cobertura de vacantes.

Una agenda desafiante pero con oportunidades

Marsh McLennan concluyó que, si bien el panorama del segundo semestre de 2025 presenta desafíos complejos, también abre un terreno fértil para aquellas organizaciones que logren anticiparse. El verdadero diferencial, coincidieron los especialistas, será la capacidad de adaptación: integrar resiliencia climática, seguridad digital, transformación laboral y cuidado del bienestar en una estrategia sostenible de largo plazo.